La escuela del libertinaje
Perversión, lujuria, decadencia, la frustración posterior de la humanidad y con ello la declinación del romanticismo. El arrepentimiento no existe salvo en razón de una memoria lo suficientemente estúpida que no se atreve a acabar con el, ahora ha sido remplazado por formas de fetichismo que hacen sangrar al corazón.

El erotismo, un buen modo de arte, pero… ¿Cómo compartirlo con el mundo?
Estaban destinados a sobrevivir, aburridos de ser depravados por su propia fantasía. Los prejuicios ensombrecieron durante muchos años a Sade, este hombre que caía corrompido en la vida cortesana, pretendió iluminar a sus contemporáneos sobre el valor real de los cuerpos y los sentidos a través del miedo de cuatro libertinos avanzando lentamente entre las magulladuras a través de su cuerpo indefenso; el miedo de despertar de la muerte y oler las cicatrices de dos mil años de fallas.
Ésta exquisita obra literaria aborda también el tema del fascismo, pero se centra sobre todo en sus relaciones con la sexualidad en general y con el sadismo en particular. Planteaba preguntas graves e importantes acerca de la conexión entre el poder por un lado, y la violencia, y la sexualidad por el otro.

Los 120 días de Sodoma fue escrita en treinta y siete noches, que van del 22 de octubre de 1785 al 28 de noviembre de ese mismo año, en el que Sade cumplía los cuarenta y cinco.
El lugar de redacción fue una celda de la Bastilla.-prision en la que transcurrió casi la mitad de la vida del escritor-. Corto de materiales, escribió en letra pequeña en un rollo continuo de papel de 12 metros de largo.
Calificado de espectáculo repugnante, el libro es capaz de reproducir las escenas más perversas de una sociedad secreta de libertinos que sometían a un grupo de prisioneros masculinos y femeninos a torturas sexuales en un exceso de frenesí destructivo que ligaba la sexualidad, la mierda y la sangre, la corrupción política y el escarnio moral.
La sofisticación artística de los escenarios descritos por el Marqués de Sade transformaban las ficticias orgías criminales en una protesta desesperada contra el orden político y moral. Terrorismo pornográfico, violencia, perversión, podredumbre, y pornografía criminal, se transforman si duda en un espectáculo deprimente. Una obra artística secuestrada a nuestra mirada.
Ésta placentera obra erótica se convirtió en una utopía negativa, una profecía infernal, a través de la narración de la racionalidad organizativa, destructiva y bestial de la civilización industrial. Utopía pesimista de la lógica de la producción, del principio de eficacia técnica, de la lógica de la representación, del principio de consumo destructivo de la sociedad industrial tardo moderna. La racionalidad del poder en sus manifestaciones extremas.
Un experimento anticipatorio de confinamiento humano, de secuestro de la conciencia, de explotación del cuerpo, de fragmentación y bestialización de una masa concentrada, sitiada, aterrada. Espectáculo de escarnio, indiferencia y tortura como manifestación suprema de la lógica industrial.

“Los 120 días de Sodoma” se convierte en una representación misteriosa, una constelación que solamente el futuro está llamado a descifrar a través de cuadros finales de placer sexual delirante sobre los cuerpos despedazados de las víctimas, escenas de castración, violaciones con instrumentos de guerra, terror sangriento y éxtasis orgásmicos; una visión no realista, ficticia, distanciada, delirante.
La escuela del libertinaje fue secuestrada bajo el principio moral de los contenidos pornográfico-perversos insidiosamente introducidos por el Marqués de Sade, pero la cuestión principal no era la ilustración anecdótica del terrorismo institucional de los sistemas de despotismo primitivo a través de la narración de una sociedad secreta ficticia que, al fin y al cabo, sólo aterrorizaba a dos docenas de muchachos y muchachas de esbelto sex-appeal.