¿Qué imagen tenemos de nosotros como mexicanos?

miércoles, 31 de diciembre de 2008 en 18:05

Hace un par de años aproximadamente, abordaba un autobús Teotihuacano con destino a mi hogar, el camión iba lleno, en su mayoría de extranjeros, americanos y orientales. A pesar de ello, y para mí “buena suerte” casi al final de la fila de asientos encontré uno libre y por obviedad me senté, saqué mi libro y comencé a leer. El autobús volvió a detenerse para subir pasaje.

Una señora anciana, con cabello blanco, ojos nublados, piel arrugada y manos temblorosas abordó junto con su marido el autobús, llegaron hasta el final de éste en busca de un asiento (al menos para ella) y no lo hallaron; yo seguía leyendo, pero me percataba de reojo de la situación y esperé el momento –que nunca llegó- en el que un hombre, porque eran los únicos que iban sentados en la parte de atrás, le cediera el lugar a la anciana que con dificultad podía sostenerse de pie, y no pasaba nada, así que sin ningún problema me levanté del asiento y le cedí el lugar, la señora me agradeció con una sonrisa y sin que eso fuera suficiente me dijo: qué Dios la bendiga señorita.

Ahora yo iba de pie, recargada de la cabecera del asiento vecino, y me dije: no esperes que alguien te ceda el lugar, si a una vieja no se lo dieron a ti pues menos, solté una pequeña pero nada discreta carcajada y seguí con mi lectura, así, de pie.

Después de un largo trayecto, el autobús llegó a las pirámides, y el chofer comenzó a gritar para los turistas: ¡PIRÁMIDES!, ¡LOS QUE BAJAN EN LAS PIRÁMIDES! ¡PIRÁMDES!... así que los americanos, como los orientales descendieron del autobús; en ese momento un señor que venía sentado frente a mí, osó en jalarme de la chamarra para decirme: señorita, señorita … ¡pirámides! ¡pirámides! Al mismo tiempo que señalaba la salida del autobús, muy enojada le contesté: aquí no bajo señor, le arrebaté mí brazo de sus dedos y me dispusé a buscar un asiento en la parte delantera y comencé a reflexionar que sólo por tener la tez blanca, portarme “educada” con una anciana al cederle el lugar y por ir leyendo durante todo el viaje me confundieron con una extranjera….

¡No hay que ser!

3 comentarios

  1. Davo Herrera Says:

    Ay Naye, pues eso nos pasa a los que nos pertenecemos al naco mundo... Creo que le haré un par de modificaciones a tu anécdota y lo contaré como chiste en mis próximas sesiones de café... Saludines y FELIZ AÑO NUEVO...

    ...With love

    Daveau

  2. Unknown Says:

    A mi una vez me paso lo mismo, me confundieron con extranjero en plaza Loreto, sólo porque estaba hojeando algunos libros en inglés y tengo la tez clara, creo que no imaginan que un mexicano lee y menos en inglés

  3. Anónimo Says:

    Pues ya somos dos, a mi una vez afuera de un cajero automático me preguntaron ¡si hablaba español! ¿puedes creerlo?
    Pero que tal los mexicanos que viven los "United" eso si que son educaditos y respetan las normas de ese país, no vaya a ser que los deporten por tirar basura...

    Marina G.