El ideal de la razón acribillado por el poder de prohibición

lunes, 13 de octubre de 2008 en 23:59

La utopía y los medios

¿Se vale delirar?, ¿Se vale soñar que puede existir una sociedad mejor y más informada?, ¿Se vale fantasear con la pluralidad de información en un entorno donde todo está prohibido?, en un medio en el que hay imágenes prohibidas, noticias prohibidas, temas prohibidos y hasta palabras. Sí, ya existen las palabras prohibidas. Eso es la utopía, una zona que no puede albergar la independencia informativa cuando los intereses del gobierno controlan los de la redacción.

Tal es el caso de las periodistas mexicanas, Carmen Aristegui y Sanjuana Martínez, quienes dentro de la celebración de la Octava Feria Nacional del Libro en el Zócalo de la Ciudad de México, expusieron sus ideas en la mesa redonda La utopía y los medios. Esa lucha por un espacio para el periodismo socialmente responsable, y plenamente informativo, devorado por los intereses del duopolio televisivo, sumiso a las órdenes del Estado y autocensurado, repeliendo el deber de su profesión.

Carmen Aristegui, expresó lo lamentable que resulta que los periodistas al realizar su deber de informadores, antepongan los intereses de la empresa en la que trabajan, después los suyos y finalmente los de la sociedad, cuando utópicamente debiera ser al revés, y se vuelve una quimera porque son muy pocos los periodistas que en su labor insisten en poder darles voz y representatividad –en los medios- a aquellos que carecen de ella, y si se atreven a hacerlo son censurados, y no solamente en el medio en donde participaban, sino que se enfrentan a un sin número de puertas cerradas; pues quien hoy es dueño de una estación radiofónica, tiene también un periódico y pertenece a una televisora, por lo que el acceso a los medios informativos es precario, por ello surge la necesidad de buscar asidua información en medios alternativos: televisión por internet, radio por internet y blogs, que no tienen otro fin más que mostrar la otra versión de la noticia, y que además están completamente alejados de la parte mercantil.

Es una utopía pensar que los medios “informativos” como la televisión, cumplen con ésa tarea, y es aún más patético saber que el 90 por ciento de la población se “informa” y forja una opinión a través de los contenidos que emiten noticiarios de las dos cadenas televisivas más importantes de nuestro país. Noticiarios que muestran la información tal como quieren o como mejor les convenga, noticiarios que se vuelven “arrodillados” del gobierno, mismo que decide qué informar, qué no informar, cómo hacerlo y cómo no hacerlo.

La mayoría de las veces entre el poder mediático se tiende a confundir libertad de empresa o mercantil con la libertad de expresión. Ésta última debe estar sometida al legítimo derecho que poseen los ciudadanos a recibir información veraz que le permita construirse juicios propios. Los intereses que están detrás del periodismo y del periodista no les son posibles llevar a cabo una labor con la imparcialidad necesaria en una democracia, pues la mayoría han faltado a su obligación ética al sumarse de forma activa a las posturas de sus empresas.

El caso de Aristegui y de Sanjuana, por el contrario, muestran la imposibilidad, de ofrecer de manera perpetuada y a criterio libre una visión personal al margen de los deseos persuasivos y manipuladores de una gran empresa de comunicación.

Ambas periodistas concluyeron que definitivamente soñar con información plural y garantizada en un país no democrático no tiene como finalidad cambiar los estándares sociales, sino hacer conciencia de que nos están dando lo que al gobierno y a los consorcios les conviene; solo de nosotros depende seguir bajo esa línea mimetizada de información o buscar nuevas alternativas, ya que estos tiempos de crisis se antojan buenos para la televisión, para distorsionar los paisajes fatigosos de la realidad, y con ello no se busca “eliminar todo resquicio de esperanza de los mexicanos” como mencionó el Presidente de la República Mexicana, Felipe Calderón; sino proporcionar la información, la noticia, no creada, ni matizada y mucho menos transformada de acuerdo a intereses privados. Los medios deben dar a conocer las noticias con objetividad; nunca deben olvidar que no son la realidad.

La noticia y la información no son una mercancía más, sino que tienen un contenido de interés público y formativo que no puede quedar subordinado a intereses de grupo alguno.
Se habla de utopías en cuanto al contenido regulado por los medios, pero mientras no nos permitamos soñar con dicha pluralidad no hemos de poder reclamar nuestro derecho a la información.

“La información es poder” y el poder radica en la voluntad.



Las periodistas Sanjuana Martínez y Carmen Aristegui.

2 comentarios

  1. MaK Says:

    Utopía es una palabra bonita, todo lo que signifíca y es... pero bueno ¿debemos luchar o acostumbrarnos a la idea de ser simples esclavos de los medios?...

  2. Unknown Says:

    Estuvo bien interesante la conferencia, yo también estuve allí de hecho también escribí un post al respecto.