La participación de las redes sociales en caso de desastres naturales

martes, 23 de marzo de 2010 en 11:23


En la actualidad el uso de las redes sociales ha dejado de ser una moda pasajera para convertirse en una herramienta totalmente evolucionada y confiable en cuanto al manejo de información se trata, desafiando por completo la función de los medios de comunicación tradicionales, los cuales parecieran obsoletos cuando se trata de reportar segundo a segundo lo que sucede en caso de un desastre natural.

Hace unos meses el mundo fue testigo de dos catástrofes naturales lamentables: la primera fue el terremoto que literalmente derrumbó a Haití. La información sobre esta tragedia dio la vuelta al mundo en tiempo real y con una rapidez sorprendente a través de las redes sociales como el Twitter. En su tarea de informar qué está pasando, (tal cual lo dice su slogan) miles de personas comenzaron a dar cuenta de la magnitud y los alcances de dicho acontecimiento.

Sin embargo el poder de las redes sociales fue más notorio cuando un sismo de 8.8 grados sacudió gran parte del territorio de Chile. Ese día varios medios de comunicación tradicionales veían mermada su labor de informar, debido a que no había electricidad y las redes telefónicas al igual que las carreteras estaban colapsadas. La información en tiempo real por parte de cadenas de noticias no llegó sino varios minutos después de la tragedia.

Fue justamente el colapso del sistema eléctrico lo que en instantes hizo que diversos medios de comunicación alrededor del mundo pusieran la mirada en toda la información que en tiempo real que se estaba generando a través del Twitter.

La importancia de las redes sociales frente a catástrofes naturales es mucha, ya que a cada segundo la información emitida es actualizada y debido a su extensión, (mensajes que le dan la vuelta al mundo en cuestión de segundos) también sirve para articular cadenas de solidaridad como ocurrió con Haiti y recientemente en Chile, en donde personas conectadas a esta red social facilitaban números telefónicos que pudieran servir para contactar o reportar a algún desparecido. Todo ello apenas unas horas después de la noticia del sismo.

Mientras tanto, en otras redes sociales, como el Facebook la gente creaba grupos para ayudar a encontrar personas; otros tantos que pedían una oración por las víctimas del terremoto; y otros más que proporcionaban información de cuentas bancarias o lugares a los cuales la gente podía acudir a hacer donaciones en dinero o en especie para Chile o para Haití en su momento.

Acciones como éstas, que solidarizan a todo el mundo, nos muestran que las redes sociales son promotores de cosas mejores, cuando se trata de unir esfuerzos para ayudar a salvar a una nación entera.